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lunes, 16 de junio de 2008
lunes, 2 de junio de 2008
viernes, 30 de mayo de 2008
50 años sin Juan Ramón Jiménez
EL VIAJE DEFINITIVO
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
Pocos se acuerdan de que un 29 de Mayo de hace cincuenta años nos dejó uno de nuestros escritores más ilustres, e irreverentes. Uno de los cinco premios nobel de literatura españoles. Un inventor de palabras y transgresor de otras, quien intentó llegar a la esencia de las cosas a través de la esencia de las palabras que las representan...la verdad de las cosas.
Por otro lado, según siempre me dijo mi madre, somos familia, primo de mi abuelo, y por eso también, un pequeño homenaje.
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
Pocos se acuerdan de que un 29 de Mayo de hace cincuenta años nos dejó uno de nuestros escritores más ilustres, e irreverentes. Uno de los cinco premios nobel de literatura españoles. Un inventor de palabras y transgresor de otras, quien intentó llegar a la esencia de las cosas a través de la esencia de las palabras que las representan...la verdad de las cosas.
Por otro lado, según siempre me dijo mi madre, somos familia, primo de mi abuelo, y por eso también, un pequeño homenaje.
jueves, 29 de mayo de 2008
martes, 27 de mayo de 2008
Columpio
La luz era tenue, pero todavía suficiente para ver con nitidez. La luna estaba naciendo y su presencia arrojaba cuchillas sobre toda la planicie.
Debajo de la encina la humedad apenas era unas gotas de escarcha temprana y el columpio se mecía ligeramente con el viento que bajaba ladera abajo, desde el emplazamiento de la cabaña.
El sendero estaba marcado por la memoria. Descendía desde el porche y daba un brusco giro al pasar por el tronco cortado para seguir recto hasta la encina.
Tantos atardeceres como aquellos habían dejado su huella.
Tino, me toca. Venga, no seas así. Lo quieres todo para ti. Vamos primo que yo también quiero.
Me gustaba mucho balancearme en el columpio antes de cenar, sobre todo si Tino estaba haciéndolo.
No abuses porque seas mayor, sólo tienes tres meses más que yo, ¡¡soplillo!!
Corro hasta que enterrado entre las piernas de mi madre me siento seguro, allí no se atrevería a pellizcarme.
A escondidas íbamos al pozo que había detrás de la casa; yo era un soldado y Tino mi capitán, estábamos al cuidado del túnel secreto por el que los hombres del otro lado del suelo querían entrar.
Yo quiero ser el capitán ahora, que tú ya lo has sido mucho rato.
Estaba asomado en el pozo escuchando su propio eco y se reía de mis pucheros. No pensaba dejarme ser el capitán, él quería ser mi jefe todo el tiempo y yo no podía dejar que me avasallara, además, papá decía que hay que ser fuerte y luchar por lo que uno quiere, así que deseé que Tino cayera por el agujero, sólo lo deseé, lo juro, no lo empujé, sólo me apoyé en él para hacer ecos, se cayó solo, en silencio.
Se cayó solo, se resbaló. Él era el capitán, yo sólo quería hacer ecos.
Me gustaba ese columpio más que nada, más que el pozo y más que las natillas que hacía mamá.
No sé donde está, papá, no quiere columpiarse conmigo. Se fue al pozo pero a mí no me gusta el pozo, papá.
Pobrecito primo Tino. No me dejaron verlo.
No me gusta esta habitación, me gustaba más mi columpio, por qué se quemó, me gustaba mucho, el árbol también se quemó, pero los pajaritos se habían muerto y el primo Tino también, ya no servía para nada.
Por qué se quemó la casa, por qué no se despertaron papá y mamá. Querían dejarme solo.
Quiero irme, quiero mi columpio en mi encina, quiero a mi primo y a mis padres. Por qué me han dejado solo.
domingo, 25 de mayo de 2008
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