domingo, 6 de abril de 2008

viernes, 4 de abril de 2008

miércoles, 2 de abril de 2008

jueves, 27 de marzo de 2008

Mi perfil

Las visitas se suceden. Los ánimos no.
Va disminuyendo el oxígeno.
Y la familia.
Ley de vida?
Un estilo.

viernes, 25 de enero de 2008

jueves, 17 de enero de 2008

martes, 1 de enero de 2008

sábado, 29 de diciembre de 2007

martes, 25 de diciembre de 2007

O Paraiso

25

Como única compañía Coco.
Pobre fiel. Que mal pagada su amistad.
Ambos vivimos estos días en extraña quietud. Pero exaltados. Quizá por sabernos lejos y solos en días de estar acompañados. Sabemos que no es la primera vez. Los dos vivimos esto muchas veces. El uno con el otro. Solos los dos. Luego no estabamos tan solos. Sólo lejos.
Es cierto que no nos importa demasiado, pero es esa parte contaminada la que pide un poco de atención. La que quisiera participar de esa feria, la que nunca habla con nadie, sólo conmigo, y con Coco. La que está encerrada y no dejo que vea la luz. Es mi esclava, y no tengo pensado por el momento libertarla. está bien donde está, ella se lo buscó.
Días de tormentas. Víspera de resplandores.

In the mood for love

Carroña para el Buitre

from Postishead

lunes, 24 de diciembre de 2007

domingo, 2 de diciembre de 2007

sábado, 17 de noviembre de 2007

No es cuándo llegamos, ya estamos en el camino

Parece que la cosa mejora, siempre y cuando no mires atrás para ver todo lo que has dejado, literalmente, en el camino. Y no miro atrás porque he de mirar hacia delante, porque se pueden encontrar muchas cosas nuevas que reemplazarán a las perdidas, porque quizá no lo están, sólo se transformaron en otras que encontraremos más adelante en el tiempo y el espacio, el de otra ciudad.
Empiezo a sentir un poco de estabilidad, el balancín tiende a caer a mi lado, pronto no sentiré los pies en el aire y podré pisar con más garbo. Cuanto más firme pise más seguros estaremos, y lo mismo ocurre si es al revés, si es Ruth la que aprieta.

Pronto volveré al sur unos días. Será reencuentro de sensaciones, de amigos, de familiares, de lugares amigos y sitios familiares. De calles. De paisajes.

Como la energía no se crea ni se destruye, se transforma, el viaje no será en balde, servirá para traer algunas de esas cosas dejadas en el camino, en varios caminos.
Sí, regresaré a mis dos ciudades, a la que contiene mi mar, y mis raices, y a la que me abonó y tuvimos que dejar contra nuestra voluntad. Traeré saludos y recuerdos para Ruth, también es su ciudad.

jueves, 1 de noviembre de 2007

miércoles, 31 de octubre de 2007

Aquellas pequeñas cosas

Chema Madoz

Ni peces ni nada

(Según Ruth Ni panes ni peces)



Era domingo y tenía la nevera vacía, bueno, si no contamos al hongo de aquella lata de tomate, que se negaba a pagar el alquiler del piso, por lo que lo amenazamos con limpiar el frigo y llenarlo de alimentos sanos y nutritivos.
Eso, que era festivo y todo estaba cerrado, con lo que la situación se agravaba, dado que mi capital no me daba para calmar mi hambre, ni para un suculento menú 3 del chino de al lado de casa. Así que, ni corto ni perezoso, me decidí a pedir al vecino un poco de pan, que vive solo y siempre le sobra, para hacer sopas en aceite virgen extra, que encontré en un cajón de la mesita de noche del alemán que compartía piso con el hongo y conmigo; con la mala suerte de que ese día, a mi vecino el que vive solo y siempre le sobra el pan, le tocaba ser anfitrión en la reunión mensual de los tipos a los que sus novias habían dejado en época de exámenes, y claro, con la pena se habían comido todo el pan, que como se dice, ellas con él son menos. Entonces le pregunté que si sabía dónde era la reunión de las tipas que habían dejado a sus novios en época de exámenes, que seguro que ellas tenían algo de sobra, pero dando muestras de no tener ni pizca de educación me cerró la puerta en las narices. No me extraña que te dejara tu novia, tío sieso.
El plan era encontrar a las chicas, y haciendo uso de mi encanto natural, rapiñear algunas sobras, como esas galletitas, princesitas, o algo de ese estilo que seguro no habían acabado, porque ellas no tenían penas que alimentar.
Le pregunté a un taxista por la reunión, a ti te lo voy a decir, me contestó el agonías; una pareja de vírgenes se descojonó como respuesta a mi pregunta, en qué están pensando estos dos pavos; un anciano se ofreció a acompañarme en mi búsqueda, pero abuelo, si no tiene usted dientes para las princesitas. En fin, nadie tenía ni idea de dónde se habían metido, así que pensando en la nevera vacía, excepto por el amigo del alemán que compartía piso conmigo, y en la reacción tan desagradable del vecino que vive solo, que no come lo suficiente, me vi realmente perdido y sin posibilidad de llevarme nada a la boca.
Cuando hacía el camino de vuelta a casa pensando en lo asqueroso que era ese domingo, sin pan, sin dinero, sin las tipas que habían dejado a sus novios en época de exámenes, de pronto veo en una calle larga y estrecha como ese día, un pelotón de indigentes que hacían cola a la puerta de algún sitio con puerta. Me acerqué, coño, un comedor, el Sagrado corazón del Cristo del Huerto y los Panes, ésta es la mía. Pedí la vez, y le pregunté a quien me precedía en la fila que qué daban hoy de comer, bocadillo de caballas en aceite, cómo me voy a poner, y lo mejor era que me lo podía llevar a casa y evitar así la molesta compañía de estos tipos sucios y que olían tan mal que nada tenían que ver conmigo, y mira aquélla que apenas tiene dientes, qué desagradable.
Uno a uno se iban apoyando en la pared a comerse sus bocatas de caballas, ya me toca. Cuál fue mi reacción al oír de la boca de esa señora perfumada, con sus dientes blancos y perfectos, que yo no podía hacer uso de ese servicio social y caritativo con esas zapatillas nike, pero si no son mías señora, son del alemán que vive conmigo y con el otro; quería que le mostrara algún documento donde se expusiera mi indigencia y mi necesidad de mendigar, pero me había dejado la libreta del banco en casa. Entonces mi estómago le habló a la señora muy clarito, mire usted, si no me da algo de comer aquí se va a liar, y rugió cual animal furioso de hambre. Pero no había manera, si no tenía documento de mendicidad ella no podía hacer nada, pero si tengo más hambre que todos estos mendigos juntos, le dije, pero ya estaba repartiendo bocadillos y no me escuchaba.
Así que me fui de allí blasfemando y gritando que odiaba a cáritas, y más aún a aquellos indeseables que se comían todos mis bocadillos de caballas en aceite vegetal.
Cuando llegué a casa, derrotado y con un agujero en la tripa, encontré al alemán y al hongo muertos en la cocina. Pasó lo que tenía que pasar, el alemán intentó comerse al hongo y éste luchó con todas sus fuerzas hasta la muerte, de ambos.
Me lavé las manos y puse una sartén con aceite virgen extra a calentar en la hornilla.


Granada S. 21 junio ‘03

jueves, 25 de octubre de 2007

Año de nieves, año de bienes.....

A mi clase…

Agua de molino en la bañera

Me resulta higiénico acordarme de ti cuando voy a ducharme y, una vez dentro de la bañera, comienzo a pegar las cortinas de plástico con el agua a chorro contra los azulejos, como tú me contaste que hacías también. Entonces cada vez que me ducho me acuerdo de ti, desnuda, y veo tu espalda por encima de tu hombro mientras te aplastas contra mí, mojados, y el agua se desliza por tu columna vertebral que vertebra mi ánimo bajo el agua.
Esta tarea cotidiana es un poco culpable de que siga acordándome de ti, aunque no quiero quitarme mérito, yo soy el más culpable de todos, pero sería antihigiénico que dejara de sanearme por no recordarte, y sucio por la parte que me toca. Entonces te imagino pegando las cortinas de plástico contra los azulejos con el agua a chorro, y estás desnuda, y el agua corre por tu columna, y por tu extremo más femenino, y mi columna se moja sola, sin ánimo. Quién me frotará la espalda como lo hacías tú.
Me gustaba verte con los ojos cerrados y escupiendo el agua que se filtraba por tu piel enjabonada, más me gustaba deslizar mis manos por tu cintura suave por el gel de ducha, que recuerdo que olía muy bien, eso creaba ambiente, ambiente de baño.
Y acercarte a mi toda llena de espuma, eso sí era higiénico, aunque si nos hubieran visto los inspectores de sanidad no sé que hubiera sido de nosotros, porque yo no tenía carnet de manipulador de alimentos, pero te amasaba y luego te comía; nos libraba la espuma de toda sanción.
Nos escapábamos de nuestros abrazos, ya se sabe la espuma; casi éramos peces, ya se sabe los peces qué difíciles de coger con las manos, pero sin mucho esfuerzo nos aferrábamos el uno al otro, ven aquí no te resbales.
Y claro, tanta espuma y tanto roce acababa en la cama, y lo mojábamos todo, quién quiere toallas y albornoces cuando hay sábanas de seda donde frotarse, el uno contra el otro. Quién tiene sed cuando bebe de tu melena.
Y luego un cigarro. Por eso me acuerdo de ti cuando veo mi paquete de tabaco sobre la mesilla de noche. Un día de estos voy a dejar de fumar.
Todo esto recuerdo cuando me ducho, y eso que sólo compartimos las cortinas de la bañera una vez. Qué recuerdas TÚ.


GRANADA 16 Junio ‘03